El poeta andaluz Federico García Lorca definía el duende como la elevación, un entusiasmo casi religioso, la magia, la elegancia.
Con la música de Lin Cortés y Jorge Pardo, el duende se hizo carne. Y habitó entre nosotros.
Crónica por Antonio M. Arispón
FOTOGRAFÍAS: Antonio Andrés Arispón Paco
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