"TE VI"
Te vi pasar con los ojos de lunes y el vestido blanco,
yo con mi cara de siempre te quise y las rodillas heridas.
Te seguí sin que te dieras cuenta,
por las avenidas sembradas de cristales,
sorteando la prisa de oficiales administrativos
que sueñan con playas sin sendero
y colegiales sin ganas de clase.
Te seguí un rato y te hiciste humo,
como una nana perdida en el primer enero,
pañuelo blanco en estación de tren,
barco de papel de la infancia.
Te fuiste como los arroyos de la aldea cada verano
y quedó, de la misma forma, ese frescor de helecho
en mis pulmones de ex fumador cansado,
dichoso al reconocerte igual
que ese recuerdo que aún no tengo.
Detrás de ti
quedaron cachorros sin dueño,
gaviotas picoteando el lomo de una ballena.
eclipse de taxi con radio apocalíptica
-sonido de bolsa de plástico en medio de un velatorio-,
mi frente arrugada como un viejo periódico.
Aún puedo imaginarte como un día serás:
te vi con los ojos de lunes y el vestido blanco.
Eras la niña que dormía escondida,
mi fin de semana eterno,
la reina de todos mis torneos,
la que bailaba sobre la cama por las noches,
la que me espera para soplar velas
cada marzo compartido,
por tus días,
por los míos.
yo con mi cara de siempre te quise y las rodillas heridas.
Te seguí sin que te dieras cuenta,
por las avenidas sembradas de cristales,
sorteando la prisa de oficiales administrativos
que sueñan con playas sin sendero
y colegiales sin ganas de clase.
Te seguí un rato y te hiciste humo,
como una nana perdida en el primer enero,
pañuelo blanco en estación de tren,
barco de papel de la infancia.
Te fuiste como los arroyos de la aldea cada verano
y quedó, de la misma forma, ese frescor de helecho
en mis pulmones de ex fumador cansado,
dichoso al reconocerte igual
que ese recuerdo que aún no tengo.
Detrás de ti
quedaron cachorros sin dueño,
gaviotas picoteando el lomo de una ballena.
eclipse de taxi con radio apocalíptica
-sonido de bolsa de plástico en medio de un velatorio-,
mi frente arrugada como un viejo periódico.
Aún puedo imaginarte como un día serás:
te vi con los ojos de lunes y el vestido blanco.
Eras la niña que dormía escondida,
mi fin de semana eterno,
la reina de todos mis torneos,
la que bailaba sobre la cama por las noches,
la que me espera para soplar velas
cada marzo compartido,
por tus días,
por los míos.
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