A Luis Buñuel, a Javier Espada y al pueblo de Calanda
"Era, como yo, otro creyente descreído.
Sin el catolicismo no existirían las películas de Buñuel".
- Manoel de Oliveira -
Allí, allí, allí...
donde un pueblo se oculta
en mitad de la Nada
y se yergue un ensueño
entre capa y Espada,
el reloj es un bombo
y el milagro, una pierna
que jamás se corrompe...
Allí, allí, allí, ladra a su sombra
Calandaluz.
Allí, allí, allí...
donde el cine es un sueño
de retretes en fila
y la nube, navaja
que sajó una pupila,
vela a oscuras sus armas,
Putuntún de botica,
el Cangrejo soldado
a su Virgen mañica...
Allí, allí, allí, ladra a su sombra
la silueta de un Perro
Calandaluz.
Allí, allí, allí...
donde los terceroles
riegan túnicas malva
y la sangre en el cuero
toca la última salva,
el delirio es sordera
de un millón de tambores
redoblando como diablos
exterminadores...
Allí, allí, allí, ladra a su sombra
con ladridos de luz
la silueta de un Perro
Calandaluz.
Allí, allí, allí...
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